miércoles, 28 de abril de 2010

Estela: Primera parte.

…Ella es de esas personas a quienes la vida decide sin razones golpear más fuerte que a los demás, como imponiéndoles una prueba cuyo final tiene por recompensa esa felicidad tan anhelada. Muchos de ellos se quedan en el camino, azotados por los obstáculos y lastimados en el alma por tanto dolor; Estela, en cambio, logró tomar entre las manos esas cosas que hoy forman parte de su historia y con una fortaleza implacable, ahora se atreve sin miedo a contarlas:

_Tu vida está plagada de amor y de dolor ¿Dónde fue que comenzaste a ser quien sos?

Nuestra familia estaba constituida por mamá, papá, cinco hermanos varones y yo. El mayor hoy tiene 51 años y el más chico 36. Papá trabajaba, mamá ama de casa: peluquera, manicura; papá era maestro mayor de obras y cuando se casaron mamá tenía 15 años y papá 25. Se casaron porque ella estaba embarazada del mayor, gente de campo sí o sí tuvieron que casarse. Teníamos una casa muy linda, muy grande, los varones tenían su habitación y yo compartía el cuarto con el más chico. Cuando el más chico tenía 6 años y yo 8, mamá se va con otro hombre y una de sus hermanas hace lo mismo. Ambas dejan a su marido con sus hijitos y se van las dos juntas, el mismo día, con dos hombres. Así que bueno, se va y nosotros durante un tiempo no sabemos nada de ella, esta hermana con la que ella se fue vivía en la provincia de Santa Fe y nosotros vivíamos en el Chaco, Resistencia. A partir de ahí se vino el desastre familiar porque imaginate que mi papá queda solo con tres criaturas y los tres más grandes que ya estaban armando su vida, el mayor por ejemplo era militar. Y es ahí donde me toca entrar a mí, la mujer de la casa, tuve que empezar a ocupar el lugar de mi mamá e incluso me toca criar a mi hermano menor y criarme a mí.

_Pero con tan solo 8 años ¿Cómo podías ocupar el lugar de una mujer adulta? ¿Cuál era tu rol dentro de la familia?

Bueno, mi papá trabajaba, así que fue aprender a cocinar, lavar, planchar y hacer todo lo que hace una mamá. Con el más chiquito fue tortuoso porque era el preferido de papá y era peleas y desastres todos los días, él no aceptaba que la mujer se había ido y no quería hacerse cargo de tres chicos, se escapaba de los problemas en el trabajo. Cuando dejó de trabajar de maestro mayor de obras, no recuerdo por qué, entró a trabajar de sereno en un edificio; trabaja desde la tarde, toda la madrugada y volvía a casa a las 6 de la mañana. Y Ahí mi vida se convirtió en un infierno porque yo tuve que hacerme cargo de todo y él se volvió malo conmigo.

_ ¿El nunca había sido así con vos? Antes de lo que pasó con tu mamá quiero decir...

No, no era malo pero si era un padre ausente. Aunque siempre fue conmigo porque era mucho más dado con los varones, incluso yo no recuerdo jamás que mi papá me haya besado, me haya abrazado. Con los años los psicólogos concluyeron en que el veía en mí la imagen de su mujer, por eso el comenzó a maltratarme física y verbalmente.

_ ¿Qué cosas tuviste que sufrir, por ejemplo?

Bueno todo era malo porque me vivía pegando, muchas veces me maltrataba muy mal me pegaba muy mal, me imponía castigos que eran propios de años y años atrás. Una cosa que te puedo contar es que cuando yo me portaba mal, según él, me hacía arrodillar en una esquina del comedor sobre maíz o sal gruesa hasta que las rodillas me sangraban. Después me encerraba y no me dejaba salir, no me dejaba tener amigas del barrio ni de la escuela; mis salidas eran el camino de la escuela a casa, los mandados y nada más. Algo que recuerdo patente es que a los 9 años yo soñaba con tener una muñeca porque los únicos juguetes que había en casa eran de varón (yo era un varón más, hacía cosas de varón y me costaba mucho ser femenina). Mi casa ocupaba toda una esquina y estaba cercada por tejidos, entonces, con una vecinita de mi misma edad, jugábamos, ella del lado de la vereda y yo del lado de adentro y ella me traía todas las muñecas que tenía y las sentaba delante de mí; no para hacerme sentir mal sino porque me las prestaba. Como eran grandes y no pasaban por el tejido, un día lo cortamos con una cosa que ella trajo de su casa y así me pasaba todas las muñecas por el agujero. Cuando papá descubrió el agujero casi me mata. Así que bueno, las palizas y los castigos eran tortuosos. Otra de las veces me clavó un tenedor en la cabeza porque yo no quería comer porque llegábamos tarde al colegio y me revoleó un tenedor y me lo calvó en la nuca. Yo me lo saqué, agarré a mi hermanito y me fui. Cuando llegué a la escuela tenía todo el delantal ensangrentado, toda la cabeza llena de sangre. Las maestras se cansaron de llamar a papá para que fuera al colegio, porque yo era muy para adentro, porque la mayoría de las veces iba toda golpeada, pero él nunca fue.

_Y en ese momento ¿nadie podía hacer nada por vos? ¿Estabas realmente tan sola?

Bueno yo tenía una vecina que me ayudaba mucho y ella me peinaba, porque yo tenía el pelo muy largo hasta debajo de la rodilla, me ayudaba cuando papá me daba permiso. Todo lo que a mí me gustaba papá trataba de que desaparezca, yo por ejemplo amaba mi pelo, entonces él me decía que era muy piojosa, que costaba sacarme las liendres y que me lo iba a tener que cortar; yo lloraba y no quería saber nada. Un día agarró la tijera y me lo cortó debajo de las orejas… parecía un varón. La semana era una tortura porque el volvía de trabajar y yo a la 6 de la mañana con 8 años tenía que estar despierta con el mate preparado. Recuerdo que una vez, en invierno, me quedé dormida, hacía mucho frío y cuando él llegó y yo sentí la puerta no alcancé a levantarme. Lo siguiente que siento es estar en el piso revolcada, porque me agarró de los pelos, me arrastró hasta la cocina y me dijo Este es tu lugar, acá tenés que estar.

_ ¿Y tus hermanos como reaccionaban ante estos maltratos?

El más chico creo que no se dio cuenta y el más grande, el que me sigue a mí, no pudo hacer nada. A los 12 años me empezó a defender, pero mucho no podía meterse porque la ligaba él también. Y bueno cuando yo cumplo 10 años se tiene que hacer una audiencia conciliatoria, donde podíamos decidir si queríamos seguir viviendo con papá o irnos con mamá en caso de que ella nos reclamara. Los varones se quedaron con papá y yo, como el refrán dice: mejor loco conocido que loco por conocer, me quedé con papá más allá que él me hacía la vida un infierno.

_ ¿Tenés recuerdos de tu mamá?

Recuerdo que cuando tenía 6 años ella me llevaba a la casa de una mujer a la que yo le hacía compañía, donde pasaba gran parte del día, pero ella prácticamente no me crió. Además recuerdo que también me pegaba mucho. Y bueno, a raíz de todo eso, con el tiempo yo me volví muy revoltosa, contestaba mal, nunca me reía, hacía las cosas de mala manera, rompía las cosas y eso me valía de castigos. Más o menos a mis 12 años, papá se juntó con una mujer que era alcohólica, así que además de todo éramos el hazmerreir del pueblo porque ella vivía tirada en la vereda. Cuando la mujer estaba bien era buena, sobre todo conmigo, pero cuando se perdía, se perdía. Y bueno cuando la chica estaba bien mi papá se iba con ella dos o tres días a su casa y nos dejaba a nosotros solos. Después de un tiempo se separaron y otra vez la ligaba yo todos los días (porque si bien con ella no dejó de tratarme mal, lo hacía menos). Entre otras cosas, me pegaba porque yo no sabía cocinar, me enseñaba una vez y si no aprendía me pegaba; me acuerdo que cocinaba guiso arriba de una sillita porque era petisa y no alcanzaba la cocina.

_ ¿Qué sentimientos generaba tu papá en vos?

Yo obviamente lo odiaba, porque aparte de que me hacía la vida imposible yo no conocía el mundo exterior. Iba solo a la escuela y como no me daba plata para el boleto, tenía que caminar 30 cuadras hasta la escuela y él me tomaba el tiempo. También repetí primer año, porque a mitad de año, uno de mis hermanos me llevó hasta la casa de alguien en una moto y cuando bajé de la moto me quemé con el caño de escape, se me pegó la pierna, yo pegué el tirón y se me arrancó la piel. Así que pasaron dos días, yo caí en cama con fiebre sin poderme levantar; mi papá se enojaba porque decía que yo me hacía la enferma para no hacer las cosas de la casa. Un día la vecina que me ayudaba decidió llevarme al médico porque vio como tenía la herida y estuve un mes internada porque se me estaba haciendo gangrena, casi pierdo la pierna.

_ ¿Y él jamás reconoció que se había equivocado? ¿Nunca te pidió disculpas?

No porque él decía que yo me portaba mal, que yo era una nena mala y que me lo merecía. Y bueno, a los 14 años mi mamá me mandó a decir con mi hermano que quería que yo vaya a vivir con ella. imaginate que no la conocía porque no la veía desde hace años, no sabía qué hacer, pero quería escaparme desesperadamente. Mamá vivía en Corrientes con su segunda pareja formal, cuestión que mi hermano me endulzó el oído y decidí irme.

_ ¿Cuál fue la reacción de tu papá ante esta decisión, ante el hecho de alejarte de él?

El día que me fui le dije, papá me tengo que ir, yo no quiero que usted se enoje (lo tenía que tratar de Usted porque no me permitía que le diga vos, a mis hermanos si) pero yo quiero irme a vivir con mamá. Él me respondió que no me iba a ningún lado, que esa era mi casa y ahí debía estar. Entonces mi hermano habló con él y lo hizo entrar en razón y cuando me fui a despedir me acerqué para darle un beso y él me frenó y me dijo: vos ya vas a volver con la panza llena y yo no te voy a abrir la puerta, y esa fue la última vez que lo vi. Según mis hermanos me maldijo el resto de su vida…”

lunes, 19 de abril de 2010

EL GRAN PEZ DEL QUE HABLA NIETZSCHE.


“Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, es particularmente una obra merecida para el análisis. Friedrich Nietzsche, considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX, expresa una visión propia con relación al hombre, la verdad y la esencia del mundo que lo rodea. Cuestiona en este punto al filósofo mismo, tildándolo de egocéntrico y orgulloso, cuya existencia basada en la farsa y la escenificación, le acarrea la mentira continua y la toma de metáforas por realidades.

 El eje principal del texto, gira en torno a un hombre que busca la verdad entendida como un conglomerado de conceptos, y que ajeno a la naturaleza de las cosas, vive en un mundo de fantasías, donde se torna casi imposible delimitar los sueños de la realidad. Desprovisto del detalle, Nietzsche observa que la persona en su totalidad reduce cientos de objetos a simples conceptos. Eliminado prácticamente todas las diferencias, la verdad pasa a ser una ilusión nacida a partir de la experiencia repetida de individuos desiguales. Se destacan entonces dos clases de hombres: El primero preso de la racionalidad, previsivo, cautelar y prudente. El segundo, atrapado en una única perspectiva del mundo en su belleza, solo toma por cierto lo que cree interesante. Uno ajeno al arte y tieso ante el engaño; el otro tal vez más feliz, pero muy sufrido cae una y otra vez ante la misma piedra. Y es en este momento cuando surge de entre la sombras, un filme capaz de representar en imágenes todo lo mencionado anteriormente.

 “El Gran Pez”, de Tim Burton, se hace presente con una serie de escenas conmovedoras, donde cuadran a la perfección el hombre ególatra y la vida de ensueños, ambos dentro de un mismo personaje. Se trata de la historia de un hombre cuyo hijo jamás pudo comprender, porque nunca creyó una sola de sus palabras. Edward Bloom es un fantástico fabulador que narra la historia de su vida desde una perspectiva absolutamente imaginaria, dando cuentas de sus grandes hazañas y manifestando mentiras por realidades. La película, sin embargo, no esgrime el carácter agresivo con el que Nietzsche desarrolla sus ideas con relación al ser humano; por el contrario desestabiliza a la audiencia con un entramado de detalles que la remontan quizás a épocas pasadas, donde las fábulas eran fácilmente creíbles y las historia de amor formaban parte de la infancia. Es en esta película donde, a mi parecer, todo lo expresado por el pensador es revalidado, pero adquiriendo un nuevo significado. Por un lado, la ficción siempre vigente, da testimonio de la veracidad de lo establecido por Nietzsche, quien en algún momento también refiere al extremo rechazo al mentiroso. La falta de piedad hacia aquellos que utilizan las palabras para mostrar como real lo irreal, se enfatiza en la respuesta del hijo hacia su padre, caracterizada a través de una intolerancia hacia el mismo, por la continua necesidad de hacerle creer hechos inciertos. A posteriori la ínfima cantidad de elementos fantásticos y la autoidolatría del personaje, no lo exhiben como un ser despreciable, sino como un amante de las ilusiones, en una búsqueda incansable por hallar la verdadera felicidad.

Transitando por caminos desiertos hacia la plenitud, Bloom puede ser visto como el ser que prácticamente todos tenemos dentro, ese que acorralado por el sistema, hoy prefiere no salir por temor a ser abatido. Llego entonces a la conclusión, entonces, de que el hombre bien puede ser generador y creyente de formas y conceptos que la naturaleza no conoce; puede además profesar una verdad semejante a una moneda sin troquelado, que ahora tan solo es considerada metal; puede volverse vanidoso y encubridor; pero en el fondo, es esa la esencia misma de su persona, la verdad que todos desconocen, pero a través de la cual todos son lo que son. La persona puede mentir y hasta creerse sus propias fábulas y alegorías, pero tal vez es esa la manera en que los hombres alcanzan la plenitud y la verdadera felicidad.

No a los despidos en LT8 y LT3. La Intersindical de Medios celebró la conciliación obligatoria ante el conflicto con el Grupo Uno.

“Ningún trabajador despedido, hoy como ayer resistiremos”; fue el lema que revalidó la unión de los comunicadores rosarinos ante el conflicto laboral con el Grupo Uno. Numerosos trabajadores de prensa de la ciudad celebraron ayer la conciliación obligatoria acatada por el multimedios, y la Intersindical que nuclea a los 26 empleados despedidos el pasado miércoles, se reunió frente a la redacción del diario La Capital en repudio a los propietarios del mismo. El acto tuvo lugar a las 19.30 y se reclamó la “democratización de la comunicación”.

 Después de rechazada la primera audiencia conciliadora impulsada por el Ministerio de trabajo de la provincia, la conflictiva pasó a manos de la Nación, y la sociedad Vila-Manzano se vio exigida a plegarse al acuerdo. Así los despidos quedaron sin efecto, retrotrayendo al conflicto y dando inicio a un proceso de negociaciones de 20 días de duración. A raíz de las novedades una cantidad considerable de periodistas se autoconvocó anoche a pocos metros de la intersección de Córdoba y Sarmiento para declarar su victoria provisional frente al multimedios. Silvia Lopressi, editora del suplemento Salud y Mujer expresó: “Después de esta demostración a la que se sumó la solidaridad de otros gremios triunfaron los trabajadores, pero sin la unidad no hubiese sido posible”

 Por su parte, Pablo Kassabian, dirigente gremial del Sindicato de Prensa de Rosario, declaró que el problema no está solucionado del todo. Agregó que “los pasos a seguir son la unidad del grupo”, mayores acciones y la posibilidad de dialogar a fin de llegar a los “máximos acuerdos posibles”. Con relación a los dueños de la cadena de medios pronunció: “Son dos delincuentes de la información que lo único que hacen es cambiarla”, agregó que la información es un derecho humano al que todo ciudadano debe tener acceso. Además ejemplificó: “En la Argentina durante el ’76 al ’83, nadie sabía qué ocurría y a partir de ahí pasó lo que pasó”. El representante dijo también que la tirada durante el cese de actividades era una provocación y un intento por romper la huelga; a posteriori añadió que uno de los confeccionistas de esas ediciones fue Pino Monzón, jefe de redacción del diario Uno, a quien calificó de “progresista y carnero persecutor de Ernesto Che Guevara”.

 La Concejala por el Frente para la Victoria y ex trabajadora de prensa, Norma López, opinó al respecto: “Me pareció fantástica la adhesión de la gente, esto se trata de que cada familia que se ocupa en un medio de prensa pueda seguir sosteniendo su trabajo”. Completó con una mención al gremio de los canillitas que adhirió al paro a pesar de que “ellos cobran un porcentaje de la venta del diario”. Por otro lado el periodista de LT8 Marcelo Nocetti no dudó en afirmar que la victoria no es una utopía, sino algo palpable.

 La problemática había comenzado hace exactos 9 días, cuando un total de 26 trabajadores de las emisoras LT8 y LT3 recibieron telegrama de despido. A partir de la fecha, más de 400 trabajadores se anexaron a un paro total de actividades por tiempo indeterminado. El pasado sábado se organizó una convocatoria histórica, donde más de 5000 personas marcharon desde Balcarce y Córdoba hasta puertas de La Capital en rechazo a los despidos, lo que marcó un antes y un después en la prensa rosarina. “Hoy estamos terminando de festejar con el pecho en alto, diciendo esto es mío y no me lo van a sacar”, fue el desahogo concluyente de Kassabian.