martes, 16 de noviembre de 2010

Luces, cámara, sexo!


Las producciones condicionadas forman parte de un género que fue considerado, durante años, como un tabú social. En la actualidad, sin embargo, se traduce en una más de las tantas industrias que consolidan el mercado ¿Dónde quedaron los prejuicios?

Hablar de pornografía es permitir a la mente humana la configuración de un imaginario saturado por el éxtasis, por el placer. Se trata de una búsqueda continua, casi incesante, por alcanzar el punto mayor de la excitación sexual, en donde la inmoralidad y lo obsceno, son los únicos capaces de satisfacer un deseo que es común a todas las épocas y sociedades. Ausencia del afecto, tramas débiles, exageración constante de la sexualidad, son algunas de las caracterizaciones que atosigaron durante años, a un género que hoy parece ser el epicentro del consumismo.

El término pornografía proviene del griego pornigraphein que se traduce en “descripción de una prostituta”. En este sentido, el concepto no solo alude a la figura prostibularia de una mujer, sino también a las actividades propias que hacen a su trabajo. Desde el punto de vista cultural, la Real Academia Española define a la pornografía como el carácter obsceno de las obras literarias o artísticas, todo aquello que ofenda al pudor y que se represente artísticamente. Pero más allá de cualquier definición, la percepción del mundo con relación a estas manifestaciones, aparenta haber dado un giro irreversible hacia la tolerancia. “Antes había más restricciones, hoy en día con el fenómeno de Internet se abrió el espectro y la realidad es otra”, fueron las palabras de Walter (El Cazador), promotor y realizador de producciones pornográficas en Argentina. El productor agregó además que “la industria siempre se recicla” y los contenidos actuales se tornan mucho más liberales hoy que ayer. Posteriormente definió a Rosario como una ciudad conservadora, pero que consume desde adentro: “Tiene una doble personalidad”, expresó.

La moralidad forma parte de la vida cotidiana de las personas y marca parámetros sociales, normas establecidas que deben ser respetadas. Al respecto, los prejuicios recaen sobre los llamados temas tabú, lugar en el que la actividad pornográfica se vio encasillada a lo largo de la historia. Sin embargo la pregunta es, ¿continúa siendo motivo de recelos? Walter aseguró que ya no existen desconfianzas hacia esta práctica, a la que él define como un género más que como un arte y enunció: “El que quiere lo consume y al que no le interesa nadie lo obliga a consumir”. Por su parte, José, encargado del Microcine de la Cortada (cuna manifiesta para la proyección de películas condicionadas en la ciudad de Rosario) opinó que hoy en día los prejuicios quedaron atrás y afirmó contundente: “Desaparecieron”.

Muy a pesar de las críticas de algunos, el consumo de esta industria ha pasado a ocupar un lugar de privilegio en la rutina de muchos otros y la prueba viviente se ve plasmada en la respuesta de la gente: “Si la película es buena, se vende sola, por lo general son medianamente aceptables y el público sigue viniendo a verlas”, sentenció José. Minutos después aseguró que las edades de la audiencia parten de los 30 en adelante y que, curiosamente, los fines de semana el cine se plaga de parejas dispuestas a disfrutar de películas sexualmente inigualables.

Para todos los gustos

Entretenimiento para adultos, partener erótica, stripper gorda, actrices del mundo triple X. Distintas empresas se dedican a ofrecer sus servicios en pos de garantizar el goce del espectador, ya sea a través de una pantalla o bien en vivo y en directo, mediante el pago de una tarifa mínima si se tiene en cuenta la calidad de la oferta. “Mostrar y sugerir, tal y como lo exige la televisión basura”, según palabras propias de Walter (El Cazador). Al parecer cuanto más bizarro es el contenido de las filmaciones, más elevado es el grado comercial demandado por el público y ni hablar de las ganancias generadas por el sector travesti de la industria.

El estereotipo de persona elegida, dependerá, por otro lado, del lugar de origen del usuario.”Si son europeos van a preferir las colas, el sexo oral, eso es lo que buscan” afirmó el realizador, y prosiguió: “La diferencia con los americanos es que ellos se inclinan por las mujeres con muy buenos pechos y bien juguetonas”. Pero cuidado, porque las mujeres no se quedan atrás y a diferencia de lo que creen las grandes masas, ellas se conforman con los chicos más sencillos, poco musculosos y con una personalidad tímida e introvertida. Walter agregó que el resto de los hombres disponibles que conforman el staff, son la frutilla del postre para parejas homosexuales u otros hombres travestidos.

Vale destacar que la garantía del éxito es fácil de conseguir, si se tiene con qué hacerlo y (El Cazador) expresó en palabras la fórmula mágica para superar ampliamente los objetivos esperados: “Los recursos son los de siempre, cuanto más poses, más gemidos, más penetraciones y eyaculaciones corporales y faciales, más vendes”, aseveró. Esto sumado a la correcta utilización de accesorios y juguetes, además del buen desempeño de actores de primera línea, permiten un resultado final mucho más real y, por ende, mejores recomendaciones.

El nuevo mundo del cibersexo

Los avances tecnológicos acontecidos en los últimos años, así como el desarrollo de Internet y las comunicaciones, permitieron la apertura de una vasta gama de posibilidades en el mundo de la pornografía. Hace algunos años la única posibilidad de acceder al género pornográfico, quedaba establecida mediante el sexo telefónico, además de los tradicionales encuentros entre la oferta y su demanda. Hoy en día hablar de sexo virtual es tan común como alquilar una película condicionada: vía internet, desde la comodidad del hogar, con el mínimo equipamiento de una web cam y con la modelo que el usuario quiera tener en su show privado.

Las mujeres y hombres interesados en desempeñar la actividad, llegan a formar parte de este ambiente a partir del “boca en boca”. Sí, además del impacto generado por las distintas publicidades, son las mismas modelos quienes se recomiendan unas a otras. El requisito fundamental es contar con la mayoría de edad, sin importar sexo o condición física, después de eso basta con una personalidad fuerte y desinhibida frente a las cámaras. En esto que podría decirse profesión, cada “model cam” tiene un importe diferente, el cual varía de acuerdo al tipo de conexión: por lo general las tarifas oscilan entre los U$D 0.50 y U$D 1.99 por minuto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario