domingo, 7 de abril de 2013

Ver una Voz

 El fútbol, los libros, la ropa, los autos. Las pasiones pueden adoptar miles de formas y rostros diferentes, además de adquirir dimensiones que para muchos, resultan incomprensibles. Se trata de una catarata de sentimientos desprendidos de una única realidad, un amor desmedido que puede ser eterno, o desaparecer en un instante. Y en este mar de pasiones inexplicables resuena también la voz de ellos, los amantes de la música, una expresión profundamente reconocida como el lenguaje del alma.

Es ahí, en el arte entendido como lengua, donde sobrevive la mirada solidaria de dos personas que pretenden compartir la belleza de la música, incluso con aquellos que no la pueden escuchar. Porque sobre un mismo escenario de zambas y chacareras, la canción no sólo subsiste como fuente inagotable de disfrute propio y ajeno, sino que reaviva un gen olvidado, que hoy, más que nunca, merece despertar… Inclusión.

Alberto Merlo canta folclore acompañado de su guitarra y recuerda que su amor por la música inició cuando era tan sólo un niño. Elisabet es profesora en educación especial para sordos e hipoacúsicos y comenzó a interesarse por el lenguaje de señas cuando tenía doce años. Alberto es padre y Elisabet su hija. 



Juntos consolidaron el proyecto “Ver una Voz”, que consiste en la interpretación de canciones folclórica en Lengua de Señas Argentina, para que todas las personas puedan comprender y disfrutar de sus letras. Porque, como bien expresa una frase que ellos rescatan, ‘una persona sorda puede hacer cualquier cosa igual que un oyente, excepto oír’...
                                               
¿Cómo surge esta iniciativa?

Alberto: En algún momento confluimos por varios factores. La Licenciada Tobal, mi esposa y su madre, recibe en su consultorio a personas con realidades de todo tipo y ella fue el disparador. Entonces surgió este proyecto en el cual se trató de seguir con lo que yo hacía, que era cantar folclore, pero en una propuesta más integradora y participativa, hacia un determinado grupo de gente que no podía participar o incluirse.

Elisabet: Se fue consolidando a partir de varias cosas. Recuerdo que el tío de una amiga, que es sordo, en una oportunidad en la que fuimos a ver cantar a su hermano y la gente se paró para aplaudir emocionada, él se preguntaba ¿qué pasó? Eso me quedó muy grabado, el hecho de que ellos se pierden todo lo que el cantante dice y expresa. Entonces aunamos pasiones, él canta y yo hago la interpretación para las personas sordas que estén viendo el espectáculo y para que las personas oyentes que no conozcan el lenguaje de señas, se interesen más por conocer una lengua que es minoritaria.

¿En qué consiste, específicamente, esto de interpretar una canción en lengua de señas?

Alberto: La  propuesta no es solamente artística musical, sino que consiste en un proyecto de información y divulgación de lo que es la Lengua de Señas Argentina. La esencia es interpretar lo que yo canto pero con señas y esto conlleva un trabajo muy importante y muy arduo, principalmente porque la traducción se elabora con muchísimo respeto e intentando que sea fidedigno. No es un castellano señado.

Elisabet: El castellano señado es un capítulo aparte porque muchas veces se hacen canciones en lenguaje de señas, pero no se hacen bien. Se elaboran manteniendo la gramática del castellano y agregándole a eso, señas. Mientras que en realidad, en el lenguaje de señas, primero tenés que situar a la persona en un espacio, antes de hablar del mismo.

¿Cuáles son los objetivos que pretenden lograr a partir de “Ver una Voz”?

Elisabet: Trabajamos para que las personas sordas e hipoacúsica puedan recibir el verdadero mensaje de la canción. Por eso trato las canciones con anticipación, para que no quede una oración en español con lengua de señas encima, sino que el mensaje se transmita directamente en lengua de señas. Así, la persona que no escucha, comprende desde su lengua, los sentimientos que transmite la canción.

Alberto: Principalmente intentamos respetar al autor del tema que estoy cantando. Pero también apuntamos a que la gente vaya conociendo, luego entendiendo y difundiendo la lengua de señas, para que la persona sorda pueda tener una participación más fluida con nosotros y viceversa. Es por eso que este trabajo tiene que ser abordado con el respeto y la responsabilidad que esto implica.

¿Cuál fue la reacción del público frente a una puesta en escena que se plantea diferente?

Elisabet: No es algo muy esperado, porque no todos los días ves una interpretación en lengua de señas arriba de un escenario, entonces la persona sorda se queda asombrada. Hasta el momento, con personas sordas tuvimos pocos encuentros, porque ven a alguien cantando y no se acercan, porque saben que están excluidos de eso. Hemos tenido contacto con tres o cuatro personas sordas que se quedaros muy impactadas y agradecidas y eso se siente.

Alberto: En colectividades tuvimos muy buena respuesta por parte de la gente. Y este año, que nos presentamos en distintos escenarios callejeros de Cosquín, realmente tuvimos un reconocimiento fuera de lo esperado. Y cuando la propuesta encuentra su destinatario en el público, más allá de la gente común, tiene una devolución muy fuerte, muy linda.

Hemos vivido casos puntuales muy emotivos y esto es porque la gente que es sorda, realmente se siente incluida, identificada. A ella alguien le dijo “por fin encuentro con quien comunicarme”. Gente que está viviendo en esa situación y de pronto de halla en el medio, por eso es muy importante toda la previa de lo que después se presenta.

¿Cómo se constituye su repertorio?

Alberto: El repertorio incluye folclore tradicional, toda la era de Los Tucu tucu, Guaraní, Cafrune, Los Chalchaleros, todo ese viejo folclore que habla del amor, hasta de la vida cotidiana. Y en algún momento comencé a escribir, pero no canto lo que escribo, porque para todo uno necesita un momento, madurar. Lo que estamos haciendo con Elisabet es ampliarlo con zambas, chacareras, cuecas.

¿Qué es lo que sigue respecto del futuro de “Ver una Voz”?

Alberto: De Cosquín hemos traído el compromiso de formar una página donde comunicar todo lo que hacemos. Hay muchísimo material para colgar de Cosquín, también de los talleres. Por ejemplo, a fines del año pasado, estuvimos en La Pampa, en el festival de la raíz a la cultura, participando de un conjunto de talleres integrados. También hicimos difusión en Buenos Aires, en algunos colegios y cabe la posibilidad de retomar este año, con inclusión en el Instituto Universitario de Arte.

Este año también queremos incrementar un poco más las actuaciones acá en Rosario. Hemos trabajado muchísimo con la Secretaria de Cultura de Villa Hortensia, zona norte, por una cuestión de distrito. Estuvimos en Colectividades, en Cañada de Gómez, participando de la semana de la bandera. Y todo ese material lo vamos a ir compartiendo y actualizando.

Elisabet: Y ahora también comenzando un proyecto a partir de la creación de un DVD, para repartir en las escuelas, que incluya canciones de folclore para niños con su respectiva interpretación en lenguaje de señas para sordos. Eso lo estamos comenzando este año.

¿Qué implica para ustedes el trabajar juntos, como padre e hija?

 Alberto: Trabajar con  Elisabet es distinto, porque son distintas las edades, distintas opiniones y distinta la forma en que nos movemos. Es hermoso. Más allá de todo es hermoso y sumamente emotivo. Las primeras actuaciones me temblaba la voz, tenía miedo de olvidarme las letras, necesitaba tenerlas allí en el atril, porque era todo muy fuerte. De pronto me encontré con ella en un escenario en el que siempre había estado solo, resolviendo todo mano a mano con la gente, y no pensé que eso podía suceder.

Poco a poco fui aprendiendo a canalizar esa emoción en la energía que necesita esto. Y disfruto muchísimo porque eso nos invita a pasar más tiempo juntos, a seguir discrepando en otros ámbitos. Es maravilloso y muy emocionante.

Elisabet: Se trata de comprometerse, es muy gratificante y además está bueno sentirse acompañado porque el trabajo del intérprete por lo general es solitario y en mi caso no es así. Decir, los dos llevamos la misma bandera, los dos apuntamos a lo mismo y estamos acá por un mismo objetivo. Y más con mi papá con quien tengo un lazo que es para siempre.

Alberto: Y quiero destacar, más allá de que soy el papá, la interpretación de Elisabet. Desde lo gestual, desde lo carismático, se resume en pocas palabras: pasión y amor por lo que hace. Porque esto no es repetir un acto en cada interpretación, ella no repite, sino que hace una interpretación distinta para cada vez. Única e irrepetible porque la gente sorda lo merece. Y eso es lo que más llega e impacta, porque lo perciben, lo viven. Lo que ella hace, es formidable…


NOTA ORIGINAL: https://www.facebook.com/LaVozDeLosVecinos?ref=hl

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