lunes, 9 de marzo de 2015

Proyectar cultura

EL CAIRO PROFUNDIZA SU COMPROMISO CON LAS EXPRESIONES FÍLMICAS NACIONALES




El mítico cine rosarino fue sede para el estreno de Errata, la ópera prima del director cinematográfico Iván Vescovo. La propuesta se caracteriza por combinar la realidad con la ficción y La Vos de los Vecinos estuvo ahí, para dialogar con su protagonista


Cuando una producción artística trasciende la simple realización para convertirse en una propuesta atravesada por la pasión de quienes aman lo que hacen, abandona en ese instante toda estructura conceptual generalizada, para transformarse, indefectiblemente, en cultura. Errata es justamente eso. Una película, sí, pero también el sueño de un joven director que derrumbó los cánones del sistema comercial, para llegar a la pantalla grande de la mano de un cine totalmente independiente (con todo y los obstáculos que ello implica). Porque Iván Vescovo, con sus escasos 25, pudo concretar una ópera prima sacudida por la traición, perfumada por el amor y coronada por la locura. 

Espléndido hijo del arte nacional, el film es también la muestra ferviente de cuanta grandeza se esconde en el alma de los intérpretes. Figuras poco menos conocidas, encarnan y dan vida a protagonistas principales, agobiados por la decepción, lo fantástico y el misterio. En contraposición a ellos, en papeles secundarios tan enormes como su talento, artistas como Boy Olmi, Arturo Goetz y Federico D’Elía, abrillantan los matices blancos y negros de la obra, sin opacar ni por un segundo al resto del elenco.

La historia tiene su origen en una gris ciudad de Buenos Aires donde, bajo la categoría de película de género, florece un amor ideal entre Ulises y Alma. Él, un fotógrafo abatido por la ruptura reciente de una relación; ella, la luz preciosa que ilumina su oscuridad. Idealizada por su hombre como pocas, la mujer desaparece un día repentinamente, sin dejar rastro alguno y sumiendo a Ulises en un embrollo de impotencia y desesperación. Es aquí donde comienza la búsqueda implacable de un ser que, entre sueños y recuerdos quebradizos, entremezcla el presente con el pasado, siempre en pos de configurar un rompecabezas que lo haga dar con el paradero de su amada.

En el medio, un libro de Jorge Luis Borges es la excusa perfecta para que los hechos se desarrollen de manera trágica. El jardín de los senderos que se bifurcan, impreso con una errata que lo hace invaluable, es la obsesión de Ulises y la única forma que encuentra para salvaguardar la vida de Alma... ¿o no? El drama se apodera entonces de un relato que no deja de ser un policíal de características clásicas, pero  que es también una historia de amor. Un relato con un ápice de novedad, frescura y rebeldía, inherente a un director cuya formación se condice con lo propio de esta época. Lo antiguo y lo actual se juntan y el resultado es exquisito.

 Las decisiones del protagonista dejan de ser propias para entenderse como implantadas. La duda está sembrada. ¿Dónde está la salida de este extraño laberinto?  Es difícil seguir el hilo conductor de un film que no por complejo deja de ser interesante, pero vale la pena hacer el esfuerzo. Para entender más, sólo tenés que verla.

Y este sendero vertiginoso para la creación de la cultura, siempre se necesita de una sede. Un espacio lo suficientemente icónico como para albergar producciones artísticas de índole diferente. Un espacio cultural que sea identidad, inclusión, diversidad, expresión y sentimiento. En Rosario, la casa central de nuestras películas argentinas, de ficciones y documentales  rodados con sudor y sangre, contra viento y marea, se vislumbra en el cine El Cairo. Decimos que es un pedazo de historia recuperada, porque resucitó de entre las sombras para ofrecer mucha más luz, cámara y acción.

Se trata de un cine público que tiene un enorme compromiso con el ciudadano local. No estrena meras películas comerciales, porque elije ir más allá. Con un total de 400 butacas, engalana la ciudad de jueves a domingos: ciclos de cine norteamericano, francés, de Inglaterra y demás países de Europa; charlas y presentaciones a cargo de realizadores; actores y actrices invitados; cine gratuito los domingos. Fernanda, del  área de prensa y comunicación, lo resume con orgullo: “Se nos llena la sala y siempre nos terminan quedando personas afuera”.
                
           De la mano de autoridades provinciales, El Cairo pergeña durante el año, una programación rica en intercambio cultural, tejiendo lazos que permiten una oferta innovadora e imposible de igualar por los cines comerciales. “Nuestro orgullo es cuando nos damos cuenta de que las diversas distribuidoras independientes argentinas y los propios realizadores, desean estrenar sus obras acá, en nuestro cine”, expresó Fernanda. Y es evidente que, para que un film como Errata termine de cobrar sentido, su lugar en Rosario es este.   

¿Dónde está Alma? es el primer interrogante de Ulises… ¿quién es Alma?, se preguntará después. Tal vez porque esa dama misteriosa, de fragilidad extrema y mirada franca, no es en realidad lo que aparenta ser. Quizás arrastra más secretos que verdades y tal vez Ulises encuentre la llave para desocultarlos, escarbando en el tiempo, viajando a través de él. Mediante un torbellino literario, aspirando con convicción a la escena policial, de elegante calidad estética incluso cuando los rescursos fueron escasos y los tiempos demasiado cortos. Errata es el principio para un realizador que promete, sólo queda por delante, develar el enigma…

"¿Quién es Alma verdaderamente? No sé si eso se llega a descubrir. Ella es una especie de cebolla a la que le van sacando capas y capas y capas… es casi imposible de descubrir y desentramar". -Guadalupe Docampo

A los ojos de Alma

“El rodaje de la película duró un año y es por eso que tanto el tipo de película como la propuesta, sólo fueron posibles después de tener motivado a un equipo entero de veinte, veinticinco personas, durante un año”. La voz de Guadalupe Docampo se escucha suave en medio del bullicio producto del estreno, en su mirada se leen la gratificación y el alivio de quien se siente realizado, pero también orgulloso de los resultados obtenidos. Y no es para menos, la fila del mítico cine se engrosa y alarga al compás de los minutos, a la espera de una proyección que más tarde será aplaudida de pie. Ella es Alma, la mujer fatal de la película.  

 “La propuesta e Iván lo consiguieron. Por eso la película logró contar con la participación de actores con mucha trayectoria, que se acercaron a un proyecto así, tan a pulmón, tan pequeño en el sentido de la producción. Porque la película tiene un montón de locaciones, giros en el guión, que hacen que sea una película gigante, pero de producción es pequeña. A este tipo de proyectos hay ponerle todo el talento, el amor y la paciencia”. Y la realidad es esa, Errata es consecuencia de una seguidilla de escenas, rodadas las primeras en marzo y las siguientes quizá en diciembre. Los procesos siempre son más lentos para el productor independiente y esto requiere, por parte del equipo, de un compromiso todavía más grande.

Los beneficios, sin embargo, son también de ese tamaño: “La prolongación del tiempo permite al actor incorporar cosas que en un proyecto más contenido, de sólo cinco semanas, no puede. Desde la pasión a la hora de hacerlo, hasta la interpretación. La caracterización del personaje es mucho más jugosa en un rodaje de un año de duración. Esto es lo que vuelve a la película una propuesta atrapante y única”.

Respecto del clima fantástico planteado por Vescovo, Guadalupe sostuvo que el cine argentino alcanzó su apogeo de la mano del realismo y la veracidad escénica. En este sentido, dijo sentirse atraída por un modelo de película que “incentiva a probar cosas nuevas”. Y agregó: “A nivel actuación, el lenguaje y el registro de este film no es nada realista. En este contexto, los actores queríamos apuntar al artificio, a lo imaginario. Además, como es una película de género, nos queríamos animar a hacer gestos y caras mucho más subidas, a interpretar de manera diferente”.

Y sus proezas en cuanto a la actuación, no pasaron desapercibidas… 

Guadalupe, ¿qué es actuar para vos? Por un lado es como jugar, jugar a ser otro y a que la historia es tu realidad. Pero  con la particularidad de que, cada vez que jugás, ese juego  te cambia un poco la vida y aprendés algo nuevo. Implica tanto de la vida que termina siendo enserio. Actuar es encontrar un lugar donde existen muchas posibilidades de experimentar y reflexionar sobre uno mismo, pero también sobre los mundos que, jugando, uno empieza a habitar.

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