lunes, 9 de marzo de 2015

El alma hecho canción: entrevista a Jorge Fandermole

Nacido a pocos kilómetros de Rosario, recorrió con su arte cada vestigio del país… y más. Guerrero de estos tiempos, grita al compás de una dulce melodía la desgarradora realidad de un pueblo que lucha, la belleza de un paisaje que descansa quieto a la sombra, el dolor ante una pérdida, el valor de una vida que merece ser vivida.


Al sur de la provincia de Santa Fe, casi como acunada por los rayos del sol naciente, crece libre y ferviente la comuna de Pueblo Andino. Madre de casi 1800 habitantes, es ‘el lugar en el mundo’ de muchos, pero pocos de sus hijos son como él. Autor, compositor, intérprete y docente; dueño de un repertorio ligado al cancionero popular, que sirve para reclamar, criticar, rescatar y enaltecer. Jorge Fandermole es de esas personas que no pueden pasar desapercibidas, porque ha tenido y todavía conserva demasiado por decir, porque su vida es expresión, y la música, el instrumento que lo transforma en un verdadero artista…

¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo de la música? ¿Contaste con el apoyo de tu familia al momento de encarar este camino?

No crecí en una familia de músicos, pero sí tuve de parte de mis padres un buen estímulo porque me regalaron una guitarra y me dieron la posibilidad de estudiar. Nunca tuve una formación académica completa, pero sí muchas experiencias formativas en grupos vocales e instrumentales y en coros, incluso mucho antes de empezar a pensar la música como una posibilidad profesional.

Qué elemento considerás más importante para un artista, ¿el prestigio o la popularidad? ¿Cuál de los dos atraviesa tu carrera?

El prestigio puede pensarse como un reconocimiento en un ámbito más reducido, el de los músicos o el de la crítica especializada, mientras que la popularidad podría entenderse como la aceptación generalizada y masiva de una propuesta artística. Me parece que si uno entiende y acepta las relaciones entre arte y mercado o industrias culturales, ambas condiciones son igualmente importantes. No digo que no me interesen, ya que estoy incluído en un mercado editorial y del espectáculo, pero tengo claro que pertenezco, igual que muchos, a una periferia artística.

Por otro lado prefiero recordar que el prestigio y la popularidad también condicionan a los artistas. Muchos revulsivos y necesarios cambios en los lenguajes y su tratamiento, suelen darse absolutamente al margen de estos valores aparentes.

¿Qué es la militancia para vos? ¿Qué palabras podrías dirigir a aquellos que luchan e incluso entregan su vida en pos de defender sus ideales?

Siento un profundo respeto por quienes deciden dedicar su tiempo y su energía a trabajar por una idea o un proyecto. Existe un tipo de militancia crítica que suele no obedecer a jerarquías ni contabilizar u ordenar adherentes, que suele aportar su vida en el anonimato, por el bien de su comunidad o de su ambiente. Existe también otro tipo más orgánico y con diverso grado de verticalidad en las decisiones. Creo que en cualquier caso los militantes merecen nuestro respeto porque son capaces de acompañar sus convicciones ideológicas con sus acciones, lo que los hace más generosos que el resto.

También hay una militancia acrítica, vertical y especulativa, ya sea leal hasta las últimas consecuencias o acomodaticia, que previó esta actividad como una forma de ascenso hacia el poder político y económico. Esta me parece absolutamente deleznable.

¿Pensás en la música como una herramienta para la transformación social? ¿A qué cambios aspiras y cuál es el mensaje que pretendés transmitir?

Creo que cualquier expresión artística genuina, por su propia naturaleza no utilitaria y su capacidad de emocionar es naturalmente transformadora y esa transformación debe considerarse en cada uno de los individuos. Una obra artística puede aclarar, pacificar, inquietar o violentar las sensibilidades y en éstos cambios radica su posibilidad de transformar. Lo estético es independiente de lo ideológico y los resultados de esos vectores y tendencias serán distintos e imprevisibles. El arte ha servido a la revolución de izquierda y al fascismo. Una canción es un testimonio individual que puede transformarse en el signo de un tiempo y de una comunidad, inclusive cambiando su sentido inicial. Algunos artistas han sabido dialogar o representar el sentimiento general de su generación, pero no sé en qué medida han podido premeditar ese resultado. Prefiero no especular y tratar de ser sincero en forma y contenido más que pretender dirigir un mensaje con un objetivo o con una consigna, aunque a veces esto ocurra.

¿Qué lugar ocupa la docencia en tu vida?       
                      
La docencia es una actividad que tiene un lado utilitario, no solamente por la condición de trabajo productivo sino porque siento que puedo volcar alguna experiencia con un resultado útil para otros y eso me gratifica. Pero además es una forma de mantener activa la memoria y la crítica, y recibir de los demás la diversidad de visiones, puntos de vista y experiencias que modulan el propio saber. La relación con los alumnos es de elementos de un sistema que circula e intercambia. Esa realimentación es lo más interesante para ambos.

Muchas de tus canciones remiten a nuestros ríos, protagonistas de tus letras y descritos a la perfección. ¿Existe alguna explicación particular que justifique tu amor por estas aguas?

Recurrentemente aparece la cuestión del río como si fuese el carácter distintivo o más significativo de las canciones que escribo; yo me preguntaría qué es lo que hace que unas pocas canciones dentro de un conjunto numeroso se lean como el tema más importante.

Indudablemente lo es, pero no es excluyente. De cualquier modo, repito, creo que el paisaje y sus rasgos crean vínculos singulares con las personas y comunidades que lo habitan, Hay una relación en los hábitos culturales, en la producción, en la concepción del espacio y del tiempo y del lenguaje, tanto más fuerte cuanto menos condicionado o incluido en el medio urbano (muy aislante en varios sentidos) y más abierto al medio natural esté uno. Tengo hábitos mucho más cercanos a la intemperie que a los interiores urbanos y por lo tanto me siento muy vinculado al ambiente de puertas hacia afuera. El río es el rasgo natural más fuerte de nuestro entorno y el agua es la sustancia dominante, es bastante lógico que esté tan presente, no meramente como paisaje sino como referencia física, como medio donde ocurre el drama humano.

Oración del Remanso es una de tus grandes obras, desde mi punto de vista, una de las canciones más bellas que escuché. ¿Cómo nace y que cosas inspiraron su creación?

Oración del remanso, canción de imprevisible circulación al momento de componerse y con una cantidad inaudita de versiones, es un ejemplo del azar de las relaciones de individuos y sociedad con una obra artística, y de cómo ese rasgo gigantesco del paisaje que es el río, entra de algún modo en el lenguaje y en los sentimientos de muchos. Nace de advertir que hay un lugar con un nombre, una comunidad de pescadores con una vida y labores muy duras, un símbolo religioso a modo de regente y un río que todo lo contiene, lo modifica y lo atraviesa. Todo un universo de enorme belleza pero también de lucha, privaciones y mucho esfuerzo.

Has compartido escenario y estudios con artistas de renombre. ¿Qué recuerdos de dicha experiencia sobreviven especialmente en tu memoria?

Reitero que en las relaciones con mis pares músicos he sido siempre el más beneficiado porque soy quien más aprendió. Aceptando la parcialidad que significa mencionar sólo a algunos, podría decir que los dos años que trabajamos con Lucho González, Juancho Perone e Iván Tarabelli fueron excepcionalmente fecundos en experiencias; principalmente debido a la muy sólida formación de Lucho y la generosidad que demostró al trasmitirnos incesantemente sus conocimientos y recursos, y a la inusual intensidad de trabajo de ensayos, que eran diarios y muy extensos. Insisto sin embargo que el trabajo compartido con todos aquellos con quienes he podido relacionarme, constituye indudablemente la parte más importante de mi formación artística.

Contanos acerca de tu último trabajo, “Fander”, que tiene la particularidad de ser un disco doble. ¿Cómo lo definirías? ¿Cuándo será la presentación del mismo en Rosario?

“Fander” es un disco celebratorio, supongo, por una especie de involuntaria decisión de hacer un balance al cabo de más de treinta años de trabajo y juntar de los primeros tiempos aquello que fue sobreviviendo a la autocrítica, con lo más reciente, adecuando todo a la sonoridad actual. Pero es una conclusión a la que llegué luego de haberlo concluido.

La presentación en Rosario, el 9 de agosto en el Teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España, se basará en un formato de grupo junto a Marcelo Stenta en guitarra, Fernando Silva en bajo y violoncello, músicos que me acompañan habitualmente. Además estarán Juancho Perone en percusión, Carlos Aguirre en piano, Julio Ramírez en acordeón y Carlos Pino, Julián Venegas y Lucas Heredia en voces. Es un disco que debe su sonoridad a la confluencia de muchos invitados y si bien faltan algunos (Iván Tarabelli, José Piccioni y Luis Barbiero) intentamos poner en vivo el espíritu con que fue grabado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario