Gran
artista como muchos, rosarino como algunos, de simpleza indescriptible como
pocos. Cristian Amado es ahora un músico reconocido a lo largo y ancho del
país, pero también es aquel chico que, hace ya varios años, luchó por concretar
su deseo con una guitarra colgando a su espalda. Nacido un 7 de septiembre de
1978, dice estar acompañado por “una banda de delincuentes” que más que compañeros
de trabajo, son amigos, una verdadera familia. Personas con las que adopta por
casa la habitación de un hotel, olvida instrumentos después de una noche mal
dormida y persigue incansable, el sueño eterno y siempre vivo de la felicidad…
¿Cómo fueron tus
inicios en el mundo de la música? ¿Qué obstáculos tuviste que atravesar para poder
dedicarte de lleno a esto?
Tengo
el recuerdo de empezar queriendo cantar, porque había un coro en mi colegio:
Los Hermanos Maristas, de calle Oroño y Córdoba. Ellos tenían un grupo semi
profesional formado por chicos, adolescente y adultos; y para ser parte de eso
tenías que hacer un casting, porque no entraba cualquiera. Yo no sabía cantar,
no sabía afinar y cuando traté de ingresar no quedé.
Después
de eso empecé a pensar que las cosas siempre pasan por algo, porque si no me
hubieran dejado afuera del coro, seguramente hoy no estaría donde estoy. Como
soy muy cabeza dura, me dije: “si no puedo cantar voy a aprender a tocar un
instrumento”. En mi casa había una guitarra que era de mi viejo, él aprendió a
tocar por obligación y para entregarle su diploma a mi abuela. Entonces agarré
esa guitarra y aprendí a componer mis propias canciones. Mucho después le pude
poner voz a mis temas porque quedé frustrado mucho tiempo por causa del coro. Hacía
las canciones de mi banda pero no las cantaba, era guitarrista.
¿Contaste con el
apoyo de tu familia?
Sí, mis
viejos estuvieron desde el primer momento. Si hay algo que les debo a ellos es
que me hayan dado, desde chico, las herramientas para que yo descubra mi
vocación. Ellos se dieron cuenta en mi infancia que me apasionaba la música y
eso se tradujo en profesores, en ayudarme a comprar mis primeros instrumentos,
en permitirme que le dedique tiempo a mi vocación.
A veces
las artes son difíciles y lo primero que te dicen es que te vas a morir de
hambre, que no vas a llegar a ningún lado o que te busques un trabajo o
estudies. Yo estudié sí, pero estudié música. Creo que hay que estudiar, creo
que hay que capacitarse, pero en lo que uno ama. Y cuando tus viejos te apoyan
tenés el cincuenta por ciento del camino
recorrido.
La canción ‘Por
una vez más’, se podría decir que es uno de los temas que te lanzó a la fama.
¿Cómo compusiste esa canción y qué significa hoy en tu vida?
Cuando
esa canción empezó a sonar en las radios locales, después a nivel nacional y el
video se empezó a ver mucho en MTv, creí que ya estaba, que ya era famoso.
Después me di cuenta que era el inicio de una carrera muy larga donde la fama
es más bien pasajera. Podés tener más éxito, menos éxito, pero creo que la
clave está en poder mantenerte de la misma manera frente al éxito y el fracaso.
Yo digo
que ‘Por una vez más’ es como mi DNI,
porque fue la primera canción que me permitió ir de la sala de ensayo a una
radio. Siempre cuento la anécdota de que yo tocaba mucho en un bar que se
llamaba La Misión del Marinero. Hacía tres covers y un tema propio, porque si
no el dueño se enojaba, quería que tocara canciones conocidas para el público.
Entonces yo trataba siempre de instalar esta canción, pero la gente no se la
aprendía y cuando sonó por primera vez en la radio, recuerdo que la semana siguiente
no sólo todos sabían la letra del tema, sino que había el doble de gente. Por
eso es una canción que quiero mucho.
¿Qué mensajes querés transmitir a través de tus canciones?
El que sea auténtico, lo que me esté pasando en el momento,
lo que sienta. No sé si hay un mensaje estático en esto, creo que en mis discos
se ven reflejados los diferentes momentos de mi vida y mi carrera. Los primeros
dos discos son claramente de mucho desamor, de adiós, me habían dejado mucho en
esa época (risas) y eso se lee en los temas. El tercero se llamó Buenas Noches y fue un disco mucho más
roquero, pero cuando lo terminé no salió porque me pareció que era más de lo
mismo, así que decidí guardarlo para mi colección privada. La verdad es que
quería cambiar, así que me empecé a rodear de mucha gente, productores,
compositores. Comencé a aceptar más las opiniones de mis músicos y creo que el
laburo en equipo terminó siendo muchísimo mejor. De ahí salieron canciones como
Vale más, que fue una gran
experiencia.
En este disco creo que el mensaje es que, si lográs detectar
lo que verdaderamente amás, si tenés paciencia y vivís el día a día, sin
esperar estar más lejos de donde estás en este momento, las recompensas van
llegando. Hay un momento en que la vida te pone una prueba, un desafío para ver
si te merecés tu sueño. Si podés superar los obstáculos y resistir las
adversidades, lo demás siempre llega. La recompensa está en el simple hecho de
levantarte y tener el privilegio de hacer lo que querés hacer, eso es lo
primero. Después, las cosas empiezan a llegar como del cielo, sin que uno las
espere.
Además me parece que es necesario comprender lo importante
que es incluir a las personas, integrar, entender y aceptar que somos diferentes.
Y también, y sobre todo, cuidar este planeta que es el lugar donde vivimos; porque
los seres humanos somos muy autodestructivos a veces.
El próximo 29 de Mayo, Cristian estará presentando en Rosario su último
trabajo discográfico, Todo es posible,
además de un repaso por sus mejores canciones. Sobre el mítico escenario que
engalana la historia del teatro El Círculo, el artista pasará por su ciudad
natal, dejando un halo de esperanza para todos los que como él, atesoran en su
alma lo fantástico de la música. Para tener en cuenta: las primeras 300
entradas compradas en la boletería del teatro, incluyen el nuevo disco, de
regalo
Hoy en día tu música traspasó los límites de nuestro país e incluso te
llevó a compartir escenario con grandes artistas de la escena nacional ¿Qué
podés decir sobre dichas experiencias?
Son maravillosas fundamentalmente por todo lo que uno
aprende, eso que vivís. Yo conocí tantos lugares gracias a la música, tantas
personas a las que de otra forma nunca hubiera llegado, que me influyeron
positivamente y me ayudaron a ser mejor persona. Muchas ONG, por ejemplo, donde
te das cuenta que hay gente que da constantemente y sin esperar nada a cambio,
porque entienden que ese es el camino. Yo me robé un poco eso, me parece,
porque empecé a reflejarlo de alguna manera en mis canciones.
Los artistas fueron muy generosos, mucho grandes
compartieron escenario conmigo, me prestaron su público para que yo también
pueda mostrar mis canciones. De alguna manera yo también quiero devolver,
ayudar a los que están empezando porque quizá puedo hacerlo. Y sobre viajar,
creo que a mí se me unieron ahí dos grandes amores: la música y la posibilidad
de conocer el mundo, es una combinación perfecta.
Las
nuevas generaciones exigen del artista una constante evolución. ¿Buscas
reinventarte en pos de satisfacer las demandas del público? ¿Cómo hacer para no
repetirse?
Es muy difícil, pero leí una vez algo que dijo Paul
McCartney, que si alguna de las canciones que hacían los Beatles tenía
similitud con temas anteriores, directamente la descartaban. Creo que por eso
lograron una obra tan magnífica, tan amplia y maravillosa. Yo trato de hacer lo
mismo y me parece que la clave está en juntarte con gente, en la solidaridad
artística. Creo que no te repetís cuando te das cuenta que, de la suma de lo
tuyo con lo de otra persona, puede salir algo muchísimo mejor. Cuando te
entregás realmente sin que te importe de quién va a ser el tema, quién se va a llevar el derecho
de autor, y lográs esa comunión con el otro, ocurre la magia.
Mi disco tiene muchas intervenciones de otros artistas,
muchos duetos que le aportan cosas que yo no hubiera hecho y me asombraron para
bien. Es impresionante cuanto contribuyeron ciertas personas a mi obra, que
luego pasa a ser de los dos y finalmente de la gente.
¿Qué objetivos te propusiste alcanzar en un futuro, con relación a tu
carrera?
Estoy trabajando mucho en eso porque soy muy ansioso, pero
de alguna manera trato de vivir el momento. Sí tengo objetivos claros en mi
vida, pero trato de disfrutar de mi día. Quiero que mi día sea ensayar, cantar,
que mi día sea hacer deportes y juntarme con la gente que amo. Cuando logro
concentrarme en eso, todos mis objetivos se van diseñando solos. Me pasa que
ahora estoy tratando de pensar en la presentación de mi disco y vivir el ahora,
seguramente esa presentación me va a llevar a un montón de otras cosas que no
sé. Pero ahora es vivir el ahora.
‘En tus ojos’, una de tus últimas canciones, está siendo furor en la
radio. ¿Qué te dice la gente respecto de ella y cómo fue trabajar con Marger?
Marger es una amiga. Nosotros vamos todos los años en julio
y febrero, de gira a Estados Unidos, en uno de eso viajes la conocí a ella, que
es una venezolana divina y un amor de persona, igual que su marido. A mí me
adoptaron un poco, porque cuando llegué no tenía idea de nada, fui como de
mochilero. Tenía mucho interés en conocer Miami, porque creo que es un lugar
donde hay mucha confluencia de razas, de idiomas, de nacionalidades y por eso,
uno de los lugares desde donde sale y se confecciona la música latina para todo
el mundo. De esa generosidad creo que surgen los nuevos estilos. Entonces,
ellos me abrieron las puertas, ella es muy conocida allá y me dio acceso a
radios, productores, compositores.
Ahí compuse Todo es
Posible, con esta idea de que, si la música genera tanta integración y une,
por qué no podemos hacerlo más allá de las fronteras de la canción. Un día me
salió este tema (En tus ojos) y se lo pasé a Marger grabado con guitarra, diciéndo
que hablaba de esos momentos que tal vez duran un segundo, pero permanecen en
nuestra vida para siempre. Le propuse cantarla y le encantó la idea. Se vino a
Buenos Aires porque le parecía mejor que la grabáramos juntos, para que sea más
natural y, la verdad, fue un éxito no sólo acá sino también en algunas novelas
de televisión. Es muy lindo.
¿Cuál es la respuesta de la gente frente a lo que haces? ¿Cómo te
tratan si te cruzan en la calle?
Es algo a lo que nunca te terminás de acostumbrar. Quizá es
más fácil entender que estás sonando en la radio y lo ves como algo más cotidiano,
pero yo no me voy a acostumbrar nunca a que una persona cante mi canción. Eso
me pone la piel de gallina. Subir al escenario y que el público te regale eso
es increíble, a mí se me pasa toda la vida por la cabeza en ese momento, todo
lo que hice para estar ahí. La recompensa está en esa persona que se está
identificando con tu canción, que la adoptó como propia y la hizo su historia,
parte de su vida y la lleva en su teléfono celular. Por eso, soy un eterno
agradecido.
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